
Since the moment of birth women are educated to assume a caregiving role.
We are instructed about how we should cook, clean, do the laundry, iron and everything that refers to home care. At the same time, we must embody a ‘good woman’ who take care of the elderly and the minors. Of course we also have to take care of parents, siblings and male partners.
The angel in the house is shaped from the moment we are able to push a baby cart the size of a cardboard box.
During the quarantine, the burden of home care is again on women’s backs. Apparently we are those, being confined at home, who must assume the big weight of domestic work.
As we have observed, confinement multiplies sexism and its effects.
Everyone gives the applause to many necessary professionals in this crisis, daily, but no one is able to recognize, name and make visible all those women responsible of supporting the economic and social chain.
Working women who work double hours: work and cares. Housewives who are treated as a 0 to the left when their work makes possible for others to have assured comfort.
No one names domestic workers, interns, cleaners, home carers …
Women maintain the role of caregiver within our homes through gender imposition. However, care is not for women but for everyone.
It is time that our effort and work to be recognized. To demand that not because we do not receive a salary, care ceases to be a job.
We do not want an applause but to destroy stereotypes once and for all. Being a woman does not make you more or less able to care. It is time for all of us to take responsibility for care.
////////
¿Dónde está nuestro aplauso?
Desde que tenemos conciencia a las mujeres se nos educa para asumir un rol cuidador.
A nosotras se nos instruye para cocinar, limpiar, hacer la colada, planchar… En definitiva, para todo aquello que se refiere al cuidado del hogar. A la vez, también hemos de ser las buenas mujeres que asuman el cuidado de las personas mayores y menores. Sin olvidar que también hay que cuidar de padres, hermanos y parejas.
El perfecto ángel del hogar es moldeado desde que somos capaces de empujar un carrito de bebé del tamaño de una caja de cartón.
Durante la cuarentena la carga sobre los cuidados se ha volcado de nuevo en las mujeres. Se asume que somos nosotras quienes, al estar confinadas en casa, debemos asumir el peso mayoritario del trabajo doméstico.
Cómo hemos observado, el confinamiento multiplica exponencialmente el machismo y sus efectos.
Aplaudimos diariamente a muchxs profesionales necesarios en esta crisis, pero no somos capaces de reconocer, nombrar y visibilizar a todas esas mujeres que con sus cuidados sostienen la cadena económica y social.
Mujeres trabajadoras que cumplen doble jornada: laboral y de cuidados. Amas de casa a las que se las trata como un 0 a la izquierda cuando con su trabajo hacen posible que otros tengan confort asegurado.
Nadie nombra a las trabajadoras del hogar, internas, limpiadoras, cuidadoras a domicilio…
Las mujeres mantenemos por imposición de género el rol cuidador dentro de nuestros hogares. Sin embargo los cuidados no son cosa de mujeres sino de todxs.
Es hora de que se reconozca nuestro esfuerzo y trabajo, el de todas. Exigir que no porque no cobremos un sueldo los cuidados dejan de ser un trabajo.
No queremos un aplauso sino destruir los estereotipos de una vez por todas. Ser mujer no te hace más o menos apta para cuidar. Es hora de que todos asumamos la responsabilidad sobre los cuidados.
#NoEsCosaDeMujeres
Leave a Reply
You must be logged in to post a comment.